Modelo operativo completamente separado
En el siguiente diagrama, en el eje vertical tenemos las aplicaciones y la infraestructura. Las aplicaciones hacen referencia a la carga de trabajo que sirve a un resultado empresarial y pueden ser programas desarrollados a medida o comprados. La infraestructura hace referencia a la infraestructura física y virtual y al resto del software que respalda esa carga de trabajo.
En el eje horizontal, tenemos Ingeniería y Operaciones. Ingeniería hace referencia al desarrollo, la creación y las pruebas de las aplicaciones y la infraestructura. Operaciones es el despliegue, la actualización y el respaldo continuo de las aplicaciones y la infraestructura.
En muchas organizaciones existe este modelo «completamente separado». Las actividades de cada cuadrante las realiza un equipo distinto. El trabajo se transfiere entre los equipos a través de mecanismos como las solicitudes de trabajo, las colas de trabajo, los tickets o el uso de un sistema de administración de servicios de TI (ITSM).
La transición de tareas hacia los equipos o entre ellos aumenta la complejidad y crea cuellos de botella y retrasos. Las solicitudes pueden retrasarse hasta que sean prioritarias. Los defectos identificados tardíamente pueden requerir una repetición de trabajo significativa y pueden tener que pasar por los mismos equipos y sus funciones una vez más. Si hay incidentes que requieren la actuación de los equipos de ingeniería, sus respuestas se ven retrasadas por la actividad de traspaso.
Existe un mayor riesgo de desajuste cuando los equipos de empresa, desarrollo y operaciones están organizados en torno a las actividades o funciones que se realizan. Esto puede conllevar que los equipos se centren en sus responsabilidades específicas en lugar de hacerlo en la consecución de los resultados empresariales. Los equipos pueden tener una especialización limitada o bien estar aislados física o lógicamente, lo que dificulta la comunicación y la colaboración.
